Una mañana de
invierno un perro paseaba por la ciudad. Ese día encontró a un gato. Como tenía
mucha hambre se acercó a él.
El perro quería
ganarse su confianza, para acercarse a él y comérselo. Con el paso del tiempo
se acercó aún más a él y se lo comió.
Dentro de la barriga
del perro, el gato empezó a dar fuertes patadas. Del dolor lo escupió. Al verlo
le dio pena, pensó en lo que había hecho, se hicieron amigos y aprendieron a
llevarse bien.
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